jueves, 20 de marzo de 2014

Un Llamador de Leyenda. 2ª Parte y última

Continuamos con el articulo remitido por nuestro hermano Maudilio Moreno Almenara, cuyo titulo es " Un llamador de Leyenda ".

La venta fue publicada en la Gaceta de Madrid del día 8 de Octubre de 1922, abonándose por el comprador, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes 15.000 pts. al vendedor, D. Ramón Pérez de Vargas. Luego pasó al mencionado museo.

En la capilla de Santa Ana, colindante al palacio, se disponía otra reja en su interior, rematada probablemente con este copete y un notabilísimo retablo barroco. 

La capilla perdió igualmente la imagen de Santa Ana que presidía la hornacina, hoy lamentablemente vacía.

Esta capilla de Santa Ana recibe este nombre porque fue el primer convento de franciscanos, que solían dedicarlos, por reivindicar el dogma inmaculista, a la Madre de la Santísima Virgen, es decir, en él estuvo el convento de San Francisco antes de su traslado a la actual Plaza Rivas Sabater, hecho que se produjo definitivamente en 1585. El antiguo convento gótico fue derribado para construir el nuevo palacio renacentista en la segunda mitad del siglo XVI, aunque para mantener la memoria de este espacio, se hizo una nueva capilla dedicada también a Santa Ana, que es la que hoy permanece.
En la capilla de Santa Ana anterior a ésta se fundó la cofradía de la Vera Cruz, es decir, en el antiguo convento franciscano.
Es esta íntima relación con la cofradía la que nos llevó a idear un llamador para el paso del Nazareno que tuviese una vinculación con este espacio, origen de la Vera Cruz de Andújar. Fue así como reparamos en los motivos de la única reja artística que aún se conserva en el palacio, aunque trasladada de su lugar original puesto que anteriormente se encontraba justo a la izquierda de la portada principal, tal y como se observa en un par de fotografías de finales del siglo XIX. 

Esta reja, realizada en 1565, fue trasladada ya en el siglo XX al lugar que indica la flecha, que es donde actualmente se mantiene. 

La pieza contaba con unos motivos realmente singulares, muy llamativos y probablemente únicos en llamadores de pasos. Fue así como la cofradía decidió encargar el “martillo” del paso del Nazareno, con motivo del 575 aniversario de la fundación de la cofradía, al prestigioso orfebre cordobés Manuel Valera Pérez, que ya había nos había realizado otras piezas realmente bellas como la cruz de manguilla. El diseño final fue un dibujo espectacular, simple y singular, rotundo, que recoge claramente la idea de rememorar el espacio donde nació nuestra corporación. 
El llamador se hizo en metal plateado en el año 2002, con un sonido ronco y también singular, logrado al percutir directamente la plancha en la que va montado sobre la que se encuentra en la base. 
Para completar esta identificación, en la capilla delantera del paso se dispuso la imagen de Santa Ana, realizada por Manuel Luque y que fue primera sede de la cofradía, de tal modo que el pegaso está unido a la figura de la Madre de la Santísima Virgen, jeroglífico franciscano que evoca la inmaculada estirpe de la Pura y Limpia, que antaño presidió la casa franciscana de Andújar. La figura de Santa Ana, feliz con su Niña es un homenaje del imaginero Luque Bonillo a la vida, al dulce sentir de una madre y a la ternura de los niños. El hermetismo y la elegancia renacentista del pegaso queda así contrastada con el movimiento barroco y el simbolismo de Santa Ana jugueteando amorosamente con la Santísima Virgen Niña.   

Manuel Valera realizó años después piezas tan destacadas como la corona de la nuestra excelsa patrona la Santísima Virgen de la Cabeza o la de la Coronación Canónica de la Virgen del Valle de Sevilla, entre un largo curriculum de piezas brillantísimas.
En el respiradero delantero, bajo el pegaso, aparecen claros los símbolos anteriores: Cristo, ya resucitado, junto a la Santísima Virgen, también en la Gloria, que se aparecen a San Francisco, en un bello lienzo cuyo autor es el cordobés Miguel A. Arroyo rodeado de oro bordado por Mercedes Castro. Es la aparición milagrosa que el santo de Asís tuvo en la pequeña ermita de la Porciúncula, en la que la Virgen (que por aparecer rodeada de ángeles él quiso que llevase esta advocación) le pidió que restaurase aquel pequeño templo que hoy se conserva. 


Esa pequeña ermita, es lugar de peregrinación actual, inconfundible por su estampa al quedar un templo dentro de otro posterior, pues con los siglos se construyó una magnífica basílica que cobijó la ermita original.En honor de esta festividad de la Porciúncula y de Nuestra Señora de los Ángeles, la Cofradía de la Santa Vera Cruz celebraba desde el siglo XVII, cada 2 de Agosto, el llamado Jubileo de la Porciúncula,[1] tal y como refleja, entre otras actas de cabildos, ésta de la cofradía del día 29 de abril del año 1815 en la que se menciona que los ingresos que se obtuviesen por dicha celebración se aplicasen a la restauración de la capilla y enseres de la cofradía.[2] El día 2 de Agosto es el día de la Virgen de los Ángeles, aparecida a San Francisco en la Porciúncula.



[1] Trataremos monográficamente este jubileo en un artículo ex profeso que estamos preparando.
[2] Libro de cabildos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de los años 1815 a 1829. Archivo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
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Es ésta la razón de que aparezca en el frente este compendio de Historia franciscana, que como hemos comprobado es nuestra Historia y la de Andújar. Nada es casual, nuestra Vera Cruz es “más de Andújar que la sierra”... y el paso del Nazareno es nuestra capilla de San Francisco resucitada. Este año que celebramos nuestra efemérides franciscana lo recordamos. Hay muchos pasos en Andújar, pero ninguno como éste. En la capilla del costero al que Jesús mira, San Francisco alza su vista hacia Él y abre las manos en señal de plegaria por Andújar, para que Jesús Nazareno nos proteja.

A vosotros que sois los pies de Dios, costaleros del Nazareno, os dedicamos estas líneas, nunca Él ha caminado tan bien, con vuestros pies. Seguid así, haciendo leyenda.
 Y a quien tiene el privilegio de hacer sonar ese martillo tan extraordinario, cuyas raíces se hunden en la Historia de Andújar, que, como diría San Francisco, Dios te bendiga y te guarde. Parece que quiso San Francisco, que un tocayo suyo llevase al “Señor de Pasión de Andújar”. 

El llamador del paso del Nazareno es una pieza que identifica nuestro origen, pero que a la vez pretende ser un homenaje a una de las tradiciones, junto con la alfarera, de mayor importancia de Andújar. Aparte de su belleza artística, estas rejas tenían una simbología clara: cerraban los presbiterios de las iglesias y las capillas, en cuyos altares en otro tiempo también se celebraban misas. Eran así fachadas transparentes de espacios reservados a la Consagración y puertas hacia la Gloria de Dios. Este llamador también está delante del paso del Nazareno, como si fuese la reja de su capilla, de su retablo andante... Es pues, la puerta hacia la Gloria de Dios.   





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