viernes, 21 de junio de 2013

Y, si en vez de costaleros nos hubiésemos llamado " Gallegos "...

El significado principal y primitivo de la palabra costalero debemos adscribirlo a un oficio que existió en Sevilla - los costaleros partimos de esa tierra - varios siglos y que era el de las personas que se dedicaban a la carga y al transporte de pesados bultos tales como pianos o grandes muebles durante todo el año. Estos señores, con sus costales, sus cuerdas y sus esportillas se ganaban la vida en las Plazas del Salvador, del Pan y sus alrededores con este duro trabajo. Sin embargo, estos " fornidos " trabajadores no eran conocidos con el apelativo de costaleros, sino de " gallegos ". No debemos pensar de que esta denominación de " gallego " designa la procedencia geográfica de estos hombres. Es una referencia puramente gremial, al no proceder únicamente de tierras galaicas, si no del norte en general, encontrándose entre ellos Asturianos, Leoneses e incluso Franceses. Estos " gallegos " serán los que porten los pasos sevillanos durante cuatros siglos ya que eran los faeneros perfectos para cargar con los pasos en los días sacros, días que no dejaban de ser para ellos una continuación de su oficio diario, lo único que cambiaba es que en la Semana Santa la carga era " sagrada ".
Será la primera mitad del siglo XX cuando el costaleros sufra un punto de inflexión en su carrera que irá cualificando su posición hasta considerarlo como una pieza clave para nuestras hermandades y cofradías. En 1930 aproximadamente desaparece el apelativo " gallego ", para referirse ya al costalero propiamente dicho como persona que llevaba los pasos de la Semana Santa. Comienza un nuevo cliclo, una nueva " ola ", el " costalero profesional ". Hombre que se sigue forjando en los astilleros en las cargas y descargas, pero que tienen en su mayoría de los casos como patrones de trabajo al que posteriormente será el capataz del paso. Será en la década de los treinta cuando aparezca un capataz que revolucionara el mundo de las trabajaderas, de las galeras, con su forma de trabajar seria y ordenada. Se trata del maestro D. Rafael Franco Luque, que entre otras innovaciones fue el que implantó el traje y corbata negra para los hombres del martillo ( El Terno Negro ), el cuadrante con la lista de toda la cuadrilla y perfeccionó la técnica de la " igualá", hasta entonces un tanto desordenada.

El modelo que se repite año tras año hasta prácticamente finales de los setenta era el de un grupo de siete u ocho capataces, cada uno con su cuadrilla propia de Cristo y/o Palio, y, que trabajana una cofradía por día. Incluso a veces hubo capataces que llegaron a sacar hasta tres cofradías el mismo día como le ocurrió a D. Rafael Franco Luque el jueves santo de 1945.


Malos tiempos corrían para los costaleros profesionales en los albores de los setenta. Las constantes reivindicaciones salariales por parte de estos a las juntas de gobierno crearón un ambiente de crispación en el que se hacía urgente el encontrar una solución al elevado coste económico que suponía al encontrar una cuadrilla de profesionales.

Será el día 14 de mayo de 1972 cuando se consumó un hecho que sería la solución perfecta que disipara los problemas en el mundo del costal. La Virgen de las Aguas del Salvador fue llevada a hombros ese día por cofrades - por supuesto no salariados - de las hermandades de Pasión y El Amor bajo las órdenes de un capataz aficionado.

Será el Martes Santo de 1973 cuando por primera vez salga la primera cuadrilla de Hermanos Costaleros que procesionaria al Cristo de la Buena Muerte ( obra del imaginero cordobés Juan de Mesa ).

En nuestra ciudad será la Cofradía de los Estudiantes la que incorpore por primera vez el costal al Cristo de la Expiración, al mando de D. Manuel López Montesinos ( hombre fraguado en los palos sevillanos con el " Negro " e Ismael Vargas - Capataz del Cachorro de Sevilla, entre otras ). Al año siguiente y con la aparición de la Hermandad del Buen Remedio que será su palio con treinta y cinco costaleros llevados bajo la batuta de D. Miguel Yruela. 

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